‘Esta casa tiene una madurez sorprendente para ser un tan joven’. Es el mantra más escuchado en la Soho House de Barcelona por clientes extranjeros. ‘Estoy de acuerdo con ellos’, dice Richard Van Batenburg. Él es el general manager de este icónico club privado que aterrizó en la Ciudad Condal hace poco más de dos años y que ya es uno de los clubs privados con habitaciones -que no hotel- más reputados de Barcelona.
Soho House fue fundado por Nick Jones en 1995 y perseguía renovar y dar un twist cultural al clásico concepto del club privado que en Londres funciona como un reloj. Con unos servicios de primera clase, una cuota mensual de unos 150 euros (que garantiza acceso a todas las ‘casas’ del mundo) y algunas reglas que sorprenderán a los que aún creen que los clubes son una institución carpetovetónica: está prohibido utilizar el teléfono móvil para realizar llamadas y no se pueden hacer fotos. Cada socio además tiene permitido el acceso a las instalaciones con tres invitados y el espacio dispone de spa, gimnasio, cine, dos restaurantes, dos piscinas y 57 habitaciones.
‘Nuestro principal foco es construir comunidades sólidas que son inclusivas, más que exclusivas. A lo largo de los últimos 20 años, hemos seguido ser fieles a nuestros valores como club privado para los creativos. De esa manera, hemos alcanzado la estabilidad con un modelo financiero que nos permite crecer de un modo orgánico y abrir nuevas casas en lugares que son relevantes para nuestros socios’ explica Van Batenburg. Has leído bien: ‘club privado para creativos’.
A Nick Jones se le ocurrió modernizar el clásico concepto de club de caballeros británicos en el barrio más moderno de Londres y, en vez de regirse por las milenarias condiciones de ser hombre, rico y de ‘buena familia’, para acceder a la Soho House solo tienes que ser ‘creativo’. Un criterio más democrático pero no menos exigente. Hay algún celebrity en la comunidad -escribid en Youtube ‘Jude Law child ecstasy scare’- pero, en general, la inmensa mayoría de los socios no son famosos.
“Nuestro principal foco es construir comunidades inclusivas, más que exclusivas. A lo largo de los últimos 20 años, hemos seguido ser fieles a nuestros valores como club privado para creativos”
La compañía tiene sedes en Nueva York, Los Ángeles, Miami, Malibú (probablemente la más codiciada de todas), Estambul, Londres o Paris, y acaba de abrir su segunda casa en Catalunya: una pequeña versión playera con 17 habitaciones que en primavera y verano planea ser un refugio para amantes del mar. Pero no se acaban ahí los planes de expansión de los propietarios de Soho. “Planeamos la apertura de una casa en Madrid, creemos que hay suficientes almas creativas viviendo en la capital de España como para crear una comunidad interesante de personas con el mismo espíritu”. Finalmente, Van Batenburg confiesa que, en su posición, uno no puede permanecer quieto mucho tiempo: ‘Lo cierto es que, a decir verdad, nuestras casas están en constante evolución.
Y así debe ser, por eso nunca dejamos de hablar con nuestros equipos y nuestros socios: para entenderlos mejor’. Si quiere formar parte de la comunidad solo debe rellenar un formulario explicando a qué se dedica y aportar el nombre de dos socios fundadores que avalen su trayectoria. Entonces, el comité de aceptación -formado por alrededor de 60 personas- decidirá si se acepta o no su solicitud. Debes tener dinero para pagar la cuota anual -unos 1.500 euros aproximadamente-, pero la entrada en el club no dependerá de tu cuenta corriente si no de perfil, creatividad y proyección. Suerte.